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Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve (en portugués Reino Unido de Portugal, Brasil e Algarves), es el nombre que recibió el estado regido por la portuguesa Casa de Braganza entre 1807 y 1822.

Archivo:PortugueseFlag1816.png

Bandera del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve

En 1807 por el tratado de Fontainebleau el reino español permitía a las tropas de Napoleón I Bonaparte avanzar por su territorio hacia el Portugal, reino aliado y subsidiario de Inglaterra.

Esto motivó que la dinastía portuguesa de los Braganza (o Bragança) se refugiara en Río de Janeiro y reconociera algo de hecho: la preeminencia económica —y ahora política— del Brasil entre sus posesiones (ya a fines de siglo XVIII era frecuente en Portugal el decir "Portugal es una dependencia del Brasil").

En 1634 Brasil había sido ya elevado a la categoría de principado ostentando el título de príncipe del Brasil todo heredero directo al trono portugués, tras los acuerdos del Congreso de Viena (1815), Brasil fue elevado a la categoría de reino lo cual se refrendó en 1816 siendo su monarca al mismo tiempo el del Portugal.

De este modo surgió el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve con capital en Río de Janeiro y —eventualmente— en Bahía, aunque los Braganza mantenían nominalmente la capitalidad en Lisboa, el primer monarca de este estado fue Juan I .
La mudanza de la corte al Brasil favoreció la integración y unificación del mismo que, hasta entonces se hallaba dividido en diversas colonias supeditadas a Lisboa.
Uno de los hechos más notables de tal estado fue la invasión y ocupación de la Banda Oriental en 1820 la que fue anexada con el nombre de Provincia Cisplatina (el prefijo cis —ante-— sugiere la intención de crear una provincia Transplatina, del mismo modo que en el Imperio Romano se hablaba de una Galia Cisalpina y una Galia Transalpina), en esta anexión, además de numerosos contingentes brasileños, participó un experimentado ejército de 5000 portugueses al mando del general Lecor.

Poco tiempo después de esto ocurrió en la ciudad portuguesa de Oporto una rebelión originada en dos factores principales: la preeminencia económica (ergo política y cultural) que estaba tomando el reino de Brasil y, sobre todo, la búsqueda liberal de establecer un sistema de gobierno del tipo monárquico constitucional. La revolución de Oporto estuvo directa e inmediatamente inspirada en la española liderada por Rafael de Riego, los hechos ocurridos en Oporto tuvieron pronto eco en diversas provincias del Brasil: a inicios de 1821 se formaron Juntas de Gobierno Constitucionalista en el Grao Pará, Bahia y Maranhao que adhirieron a la revolución liberal portuguesa; por tal motivo Juan VI de Portugal (es decir el mismo Juan I del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve) aceptó la Constitución y decidió retornar a Lisboa en abril de ese año al ser requerido en Portugal, dejando como regente a su hijo Pedro, con éste quedó en Brasil una gran parte de la nobleza, administradores y legistas portugueses.

Es así que en 1821 una línea de los Braganza retornó a reinar en Portugal, esto provocó que los diputados brasileños se apartaran del gobierno lisboeta y afirmaran la sede monárquica en Río de Janeiro, de este modo la línea de los Braganza que se mantuvo en América fue la que rigió al Imperio del Brasil estado que fue declarado el 7 de septiembre de 1822 fecha de la independencia de Brasil y de disolución del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, teniendo como primer monarca al hijo de Juan I: Pedro IV de Portugal que pasó a ser Pedro I de Brasil. Aunque el control sobre la Provincia Cisplatina persistió litigado hasta casi 1825.

En cuanto a su dimensión territorial, el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve fue uno de los estados más extensos de su época ya que abarcaba, a más de casi todo el actual Brasil (sin el Acre ni los territorios quitados al Paraguay en 1872 pero con la Provincia Cisplatina y, hasta 1819 con toda la Guayana Francesa —de la cual luego Brasil retuvo Amapá—), todo el actual territorio de Portugal (estando Olivenza entonces disputada a España), y las dependencias y colonías de: Cabo Verde, Guinea Bissau, Cabinda, Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Damao, Goa, Diu, Timor —aún no había quedado claramente dividida esta isla entre neerlandeses y portugueses—, la isla de Flores y Macao, llegando las reclamaciones territoriales y las posesiones de tal estado a incluir otras zonas costeras de África —especialmente entre los ríos Senegal y el Ogoue— donde se encontraban las factorías de la Fortaleza de São João Baptista de Ajudá y Zinguinchor o, en la vertiente del Océano Índico, el Manopotopo en el actual Zimbabwe, mientras que en la Insulindia mantenía aún ciertas pretensiones sobre la Península de Malaca, las islas Molucas y las costas occidentales de Nueva Guinea.

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