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Michel Aimé Pouget | |
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http://www.culturaapicola.com.ar/fotos/Pouget1.jpg Busto de Miguel Amado Pouget, que se encuentra en la escuela que lleva su nombre, en Guaymallén | |
http://www.culturaapicola.com.ar/fotos/Pouget2.jpg Óleo de Mario Logli, en homenaje al ingeniero francés que revolucionó la agricultura mendocina | |
http://www.culturaapicola.com.ar/fotos/Pouget3.jpg Una foto de la Quinta Agronómica, tomada en 1935 |
Michel Aimé Pouget o Miguel Amado Pouget. Nació en Francia en 1821. Ingeniero Agrónomo emigrado primero a Chile y luego a Mendoza Argentina.
En el año 1852, Sarmiento se instala en Mendoza, y propone al Gobernador Pedro Pascual Segura la contratación del agrónomo francés Michel Aimé Pouget. El mismo acepta la propuesta, y se radica en Mendoza, en 1853 plantando allí con Justo Castro numerosas variedades de uva originarias de su país natal: entre ellas estaba el Malbec, cepa que gustó mucho a los antiguos viñateros por su alto rendimiento, su sanidad, y el buen color de sus vinos y las cepas Cabernet, Merlot, Semillon, Sauvignon, Chardonnay, Riesling y otros.
De la obra de Juan Dragui Lucero, se puede extractar los siguientes párrafos:
Pouget había estado al frente de la Quinta Nacional y, en Villuco, en el fundo del potentado Chileno D. José Patricio Larraín Gandarillas, quien introducía en su patria todas las novedades européas y estadounidenses en materia agrícola. Su fundo llamado Peñaflor fue un verdadero muestrario aplicado al trabajo de la tierra. Ya en 1844 tuvo la gloria de hacer llegar de Milán (Italia), veinticinco colmenas de las cuales solo dos llegaron con abejas. Este escasísimo plantel fue la base de la apicultura Chilena y posteriormente de la Mendocina. Gandarillas contrató para restablecer su castigado apiario, los servicios del experto colmenero D. Carlos Bianchi y puso al frente de sus cultivos al sabio agricultor Miguel Amado Pouget.
Pouget obro milagros en los fundos de Larraín Gandarillas, de Santiago de Chile y de Villuco. Hizo extensas plantaciones de acuerdo a los últimos adelantos de la ciencia francesa, e introdujo numerosas variedades en horticultura, jardinería y arboricultura.
Pouget en 1853 llega para fundar y hacerse cargo de la Quinta Normal de Agricultura de Mendoza, (esta estaba ubicada, por el Este, desde donde corre la calle Belgrano y por el Oeste, hasta el Canal Jarillal de calle Boulogne Sur Mer. Y de Sur a Norte aproximadamente desde la calle Emilio Civit hasta Juan B. Justo). en ciudad de Mendoza, Argentina; pero la falta de medios en el gobierno, la política tempestuosa de aquella época, hizo que el sabio francés se apartara de su puesto oficial y se dedicara a adelantar los cultivos de su finca particular. Enseño el arte de injertar, introdujo en Mendoza por primera vez, el cepaje francés que haría a la riqueza de la provincia.
Miguel Amado Pouget es el introductor de la abeja de la miel, (Apis mellifera ligustica), en Mendoza, en el año 1855 desde Chile donde propagó con entusiastamente la apicultura por el sistema movilista, de división horizontal. La abeja introducida por Pouget se propago rápidamente en Mendoza, donde existían grandes alfalfares para el engorde de la hacienda vacuna que pasaba a Chile. Estas abejas se propagaron en San Juan, San Luis, posiblemente La Rioja y, demás provincias del norte argentino.
La vida de Michel Aimé Pouget fue recopilada en una monografía por Juan Dragui Lucero en 1936 titulada Vida y obra de Mr. Michel Aimé Pouget, benefactor de Mendoza.
El sabio arboricultor francés, con grandes méritos y premios en su país y egresado de eminentes colegios, tuvo que exiliarse por ser republicano. Trajo cantidad de semillas y estacas de plantas de muchísima utilidad, además de las que le llegaban de Francia. Él formó a los primeros jóvenes mendocinos que conocieron y difundieron las modernas técnicas de la agricultura. También allí maduró la primera uva francesa.
Pouget plantó infinidad de especies arbóreas y arbustos desconocidos, enseñó a podar y se destacó por su arte para injertar. Llegó a injertar acacias con enredaderas como las glicinas, que daban llamativas flores liláceas, lo cual causó el asombro de los vecinos de la calle San Nicolás (actual calle San Martín).
Los continuos cambios que provocaban los enfrentamientos civiles no permitieron cumplir con lo que el gobierno había pactado para el desenvolvimiento de la Quinta Normal, por lo que no rindió los frutos esperados. No obstante, él no se desanimó y en su quinta particular (sobre calle Belgrano) continuó trabajando sin cesar y disfrutando de uno de sus placeres: enseñar.
Según Draghi Lucero: Fue el primero en introducir numerosas especies de árboles frutales y forestales. Enriqueció notablemente la horticultura y jardinería mendocina, enseñando gratuitamente los métodos científicos (...) No fue glorificado por sus contemporáneos porque no colgó un sable fratricida en su cintura, no firmó rumbosos decretos en la Casa de Gobierno, ni se golpeó el pecho frente a los altares. La podadera de Pouget creadora de grandezas reales y su sonrisa eterna de hombre superior y tolerante, no podían ser elevadas a la categoría de glorias de los amantes de los entreveros del siglo XIX...
Pouget, el hechicero de la agricultura[]
- Investigación histórica: Laura Rodríguez. Los Andes On Line.
Hacia 1853, año en que llega a la provincia el ingeniero Miguel Amado Pouget, Mendoza era esencialmente pastoril y su agricultura era pobre, no poseía ni colmenas, ni cepas de viña francesa.
Lo revolucionario de la obra de Pouget consistió en haber transformado la industria agrícola de una región privilegiada por su suelo y su clima pero que, por falta de iniciativa, no había progresado demasiado en este campo.
El exilio de Pouget[]
Pouget nació en Francia en 1821. Allí estudió ingeniería y se especializó en horticultura. Pero en 1852, el golpe de estado (de 2 de diciembre de 1851) de Luis Napoleón Bonaparte, provocó que el agricultor, que era un ferviente republicano, debiera exiliarse. Así, con una recomendación de la Sociedad de Horticultura de París, semillas y estacas como equipaje, partió hacia Chile. Allí realizó una excelente obra, creando extensas plantaciones e introduciendo numerosas variedades de horticultura, jardinería y arboricultura.
Pero fue Domingo Faustino Sarmiento, su amigo personal, quien lo persuadió de instalarse en suelo mendocino. Aquí, en 1853, se convirtió en el primer director de la flamante Quinta Normal de Agricultura, calcada del modelo que ya existía en Santiago de Chile. Con esos fines, el gobierno le entregó un árido y pedregoso terreno de unas cuarenta cuadras, poblado por culebras y grandes arañas. Así relata don Draghi Lucero sus límites: Por el este, corrían paralelos a la actual calle Belgrano y seguían hacia el oeste hasta la avenida Emilio Civit, cerca de las inmediaciones del Parque del Oeste (actual Parque General San Martín). Mientras que su límite norte debió ser más o menos la avenida Juan B. Justo.
Previendo un final desastroso para el establecimiento oficial, en virtud de la lentitud y las trabas gubernamentales que se interponían para poder llevar a cabo su obra en la Quinta, adquirió un terreno cerca de los portones del Parque e instaló allí una granja modelo. En su propiedad, hizo dobles de las especies de la Quinta Normal, y mientras que su quinta particular progresaba admirablemente, no ocurría lo mismo con la Normal.
Por más que el apasionado francés se empeñara en justificar su fracaso a través de la falta de agua, el gobierno decidió removerlo del cargo.
¿Terrorismo ecologista?[]
Libre ya de las presiones del cargo oficial, Pouget (que se caracterizaba por su singular sentido del humor) se entretuvo planeando verdaderos prodigios en el campo de la botánica. Los injertos, que eran su especialidad, causaban la admiración de los entendidos al lograr combinaciones desconocidas en la región.
El campito pedregoso y desparejo que tiempo atrás había adquirido, se transformó vertiginosamente en un vergel maravilloso. Sus exóticas plantas y flores, producto de los novedosos injertos, fueron creciendo al calor de los rumores que lo acusaban de hechicero.
Pouget se rodeó sin mucho esfuerzo de una leyenda de brujería. ¡Hacía tantas cosas raras!: sus acacias que daban racimos de glicinas y caían hasta el suelo, sus perales enanos de 40 centímetros cargados de un fruto tan grande que había que atarlo para que no se cayese, sus injertos desconcertantes, su colección de árboles y flores exóticas, sus duraznos con gusto a frutilla, su vino francés tan fuerte y resistente. También se le atribuía el gusto por comer culebras a las que, según la creencia popular, les cortaba la cabeza y extremidad.
Todas esas excentricidades hicieron que se lo mirara como dotado de poderes no comunes, lo cual a Pouget le divertía mucho.
Rebelión en la granja[]
Era tal la pasión del ingeniero, que llegó a violar los cierres perimetrales de las propiedades ajenas, para injertar frutales ordinarios en las yemas de plantas que le llegaban de Europa. Cuenta Draghi Lucero, que más de un vecino creyó perder la razón tratando de dilucidar ¿cómo diablos era que a su peralito de peras trilladoras, le daba la loca por producir la riquísima pera de agua?. Hasta que un buen día, alguien descubrió que el protagonista de las intromisiones nocturnas en terrenos ajenos era Pouget. Éste, con la ayuda de su famosa podadora, provocó que sus atentados ecológicos fueran confundidos por los viejos criollos con brujerías.
De brujo a sommelier[]
Una vez aclarado el misterio del árbol que cambiaba de fruto de la noche a la mañana (y a partir del traslado de la nueva ciudad hacia el oeste luego del terremoto de 1861) la casa quinta del francés se convirtió en un referente del buen gusto y la sofisticación.
Los vecinos de la época que gustaban del buen vivir, aburridos del aguachento y descolorido vino carlón anhelaban paladear el vino con frutillas que llegó a ser la golosina favorita de los paladares más exigentes.
Los visitantes de la granja podían saborear frutas deliciosas, contemplar flores desconocidas, admirar parrales y árboles maravillosos. Además, quedaban fascinados con la nutrida huerta en la que crecían distintos tipos de verduras capaces de variar la pesada dieta de los mendocinos, construida en base a carnes rojas.
Las frutas de su quinta particular llegaron a ser la obsesión de los alumnos del Colegio Nacional (ubicado el terreno contiguo al de Pouget) quienes pergeñaban insólitas estrategias para probar sus peras, ciruelas, frutillas y sus uvas selectas.
También vendía estacas, semillas, enjambres y todos los productos de su quinta. Pero la enseñanza la distribuía en forma gratuita. Enseñó a podar, a plantar, injertar y amugronar la vid. Todo aquel que mostrara interés por la nueva viña recibía de Pouget una lección completa sobre la materia.
Sus bromas ingenuas[]
Las bromas que en reiteradas ocasiones realizó Pouget, lo pintaban de cuerpo entero. Si bien eran tremendas, carecían de maldad.
Dicen que en una ocasión, paseando por el arroyo Tulumaya (hoy Lavalle) se le ocurrió darle un empujón a su acompañante y echarlo al agua y como si esto fuera poco luego se entretuvo tirándole champas por la cabeza.
Otra vez, paseando por la Plaza Principal con sus perros de caza, no tuvo mejor idea que, en un descuido de los guardianes, subirse a una de las torres del edificio de la iglesia de San Francisco (todavía en pie, antes del terremoto). Desde allí llamó a sus perros armando un increíble escándalo. Pero Pouget sabía salir de estos aprietos recurriendo a los regalos que, casi siempre, consistían en los deseados productos de su quinta particular.
Los republicanos franceses[]
Los republicanos intervinieron en la Revolución de 1848 en Francia, que terminó con el reinado de Luis Felipe I de Francia. Estos liberales republicanos que fundaron la Segunda República, terminaron frustrados por no poder sostener el espíritu liberal que deseaban imprimir a la Segunda República dando paso luego de un breve período de gobierno a la elección de Luis Napoleón Bonaparte, el cual posteriormente los traiciona y retorna con el título de Napoleón III, al viejo orden monárquico. El 2 de diciembre de 1851 Luis Napoleón disolvió la Asamblea Nacional que según la Constitución de la Segunda República rezaba:
- El Poder Ejecutivo: El Presidente dura 4 años elegido por sufragio universal de los hombres (no mujeres) en forma directa. Con una mayoría relativa y un mínimo de 2 millones de votos, no es reelegible si no transcurren cuatro años al finalizar el mandato. Debe tener más de 30 años. Es el comandante de las fuerzas armadas. El no puede disolver la Asamblea Nacional. Nombra los Ministros. Interdicta a personas (la constitución evita la reelección de Napoleón y de los miembros de la familia real), pero ellos no pueden ser retenidos.
- El Poder Legislativo: Una Asamblea única (monocámarista), llamada Asamblea Nacional de 750 miembros de más de 35 años, elegidos por tres años, por sufragio universal directo. Sus miembros perciben una indemnización.
La Constitución de la Segunda República es promulgada por el Presidente de la Asamblea Constituyente el 4 de noviembre de 1948. El 10 de diciembre de 1848 es elegido Presidente de la República con el 74 % de los sufragios emitidos Luis Napoleón.
Hay que destacar que la Asamblea Nacional abolía definitivamente la esclavitud que había sido restablecida por Napoleón Bonaparte. Realiza una Declaración de Derechos y Deberes.
Contexto histórico En el país[]
- 1852. En la batalla de Caseros, Urquiza derrota a Juan Manuel de Rosas. Se inicia la etapa de Organización Nacional.
- 1853. Se sanciona la Constitución Nacional.
- En Mendoza
- 1852. Pedro Pascual Segura es nombrado gobernador.
- 1854. Se sanciona la Constitución Provincial.
- 1856. Asume Juan Cornelio Moyano, primer gobernador constitucional.
Legado[]
- Ejerció la docencia en forma gratuita, enseñando los últimos adelantos agrícolas franceses.
- Introdujo la viña francesa y el método científico para el cultivo de su fruto.
- Importó numerosas especies de árboles frutales y forestales.
- Trajo la abeja de miel y usó el sistema movilista en apicultura.
- Estableció la primera bodega modelo y la primera granja modelo en Cuyo.
- La Provincia de Mendoza le dedicó en su Honor una Escuela Nº 4-007 Miguel Amado Pouget cita en Guaymallen.
Obras relacionadas a Pouget[]
- Juan Dragui Lucero. (1936). Da a conocer su monografía Vida y obra de Mr. Michel Aimé Pouget, benefactor de Mendoza. En San Luis pronuncia su conferencia Paisaje de Cuyo, en el congreso de Escritores. Aparece su sección folklórica en el libro de Pedro C. Convetto titulado Mendoza pulsada por sus hijos. Pronuncia una conferencia en San Juan sobre historia de Mendoza colonial en la Escuela Superior de Comercio.
- Juan Dragui Lucero. (1944). Con su introducción, publica el instituto de Investigaciones Históricas el segundo volumen de Anales, con oficios del general San Martín. Su monografía San Martín y la Biblioteca de su nombre en Mendoza y San Martín y la alameda homónima. Su estudio monográfico sobre Pouget introductor de las variedades francesas de la vid en Mendoza. En los Andes del Congreso del Norte y Centro (Córdoba), aparece su investigación Relaciones diplomáticas entre Córdoba y Chile en 1830. Publica "Causas y primeros efectos de la fundación de San Luis, por don Luis Jufré. Se traducen cuentos y poesías suyas en las revistas New México y American Poetry.
- Juan Dragui Lucero. (1991). Ediciones Culturales de Mendoza publica el primer tomo de la Colección Los Benefactores de Mendoza dedicado a Andrés Tejeda y Miguel Amado Pouget.
- Ediciones Culturales de Mendoza. Es la editorial provincial creada para impulsar la publicación de obras de escritores locales, de carácter cultural y educativo, según la ley provincial 5864. A través de este instrumento se han publicado más de 100 títulos de autores mendocinos, mediante distintos mecanismos de selección. Catálogo: Para consultas por disponibilidad y venta de los libros de este catálogo dirigirse a la Subsecretaría de Cultura, Área Letras, Gutiérrez y España, Mza. 054 0261 PBX 4251177, int. 46, edicionesculturales@mendoza.gov.ar
Terremoto[]
El terremoto de 1861 obligó nuevamente a levantar la ciudad. El autor del plano, el agrimensor Julio Balloffet, proyectó calles muy anchas donde la gente encontrara refugio en caso de temblor. Y habiendo observado que la tierra se había contenido alrededor de los árboles y que muchas personas habían salvado sus vidas bajo la frondosidad de sus copas, dispuso que la Ciudad Nueva tuviera árboles en ambas márgenes. En un clima seco y con escasas lluvias, los árboles son el milagro del agua que corre por las acequias después de recorrer leguas y leguas desde el macizo andino. Estos factores le han dado identidad a la ciudad de Mendoza. En este terremoto un tercio de la población 6.000 personas perdieron la vida, sobre un total de 18.000 personas.
Malbec Pura Argentina[]
- Rafael Cambralla Diana
Malbec es el vino argentino por excelencia, procedente de la variedad de uva tinta del mismo nombre, de origen francés (hay quien dice que fue el viticultor húngaro Malbec, quien la llevó a tierra gala), que se ha adaptado espléndidamente al país de las pampas y del mate (introducida no se sabe muy bien cuándo ni cómo hace más de siglo y medio). Hoy representa en todo el mundo magistralmente a los vinos de este país, abanderados por esa peculiar Mendoza, que para muchos expertos produce las mejores uvas Malbec, bajo la atenta mirada del pico más alto de la cordillera de los Andes, ¡sí, del Aconcagua!, y con un índice pluviométrico muy bajo atípico para el cultivo de la vid (450-600 mm) pero magistralmente corregido por los viticultores, pues gozan de excelentes ríos.
Pudo llegar esta uva a mitad del siglo XIX procedente de Chile, cuando el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento, propuso al gobernador de Mendoza que contrataran al afamado viticultor francés Michel Aimé Pouget, que ejercía su magisterio en el país vecino, el cual accedió al nuevo empleo y al parecer cruzó los Andes con su zurrón bien cargado de plantones de la uva originaria de Europa y a la que tanto amor le veneraba. Esta variedad se adaptó admirablemente en las laderas de la cordillera y se multiplicó rápidamente, pues hay documentos en Mendoza que corroboran que en 1865 la bodega González Videla (de las más antiguas con esta cepa y existente actualmente) ya producía vinos de Malbec. Pero no podemos olvidar otras originales regiones del país de los gauchos con esta variedad (La Rioja, Salta, El Valle del Río Negro...) y que en 1950 cultivaban más de 60.000 hectáreas de la misma, lo que sirve de base para que otros historiadores digan que el origen de Malbec no fue únicamente por Pouget (ténganse en cuenta las grandes distancias entre las citadas zonas para aquella época), por lo que también se les atribuye a otros franceses que se asentaron por esas latitudes. Fuese como fuese, hoy es el lugar donde mejor se ha aclimatado y donde superior calidad ofrece, estando presente en todos los puntos de norte a sur, desde los Valles Calchaquíes Salteños al Alto Valle del Río Negro en la Patagonia.
Es muy importante conocer las características de una variedad porque se transmiten a lo largo del proceso de elaboración al vino, dejando su huella, y cada vez más los consumidores empiezan a saber diferenciarla. La que nos ocupa es de ciclo medio y necesita una gran amplitud térmica (días cálidos y noches frías) enraizando muy bien en suelos arcillo-pedregosos no muy profundos, que le ofrecen un cómodo drenaje, con brotación y maduración temprana. Uva negra que destaca por su gran color, que cuanto más madura, más tinta los caldos. Aromáticamente es muy afrutada, agradable y con mucho tanino (aspereza en boca) pero sin llegar a ser muy agresivo, por lo que muchos enólogos la califican como de tanino dulzón, redondo y elegante.
Da unos excelentes tintos de expresivo color (rojos intensos, púrpuras y violáceos). Los aromas que mejor los representan son los recuerdos a ciruelas, guindas y moras (en ocasiones a sus mermeladas). De su romance con el roble adquiere recuerdos claros a chocolate, toques ahumados, vainilla, cuero, café y torrefactos como más destacables.
Si en la diversidad está la grandeza, le sugiero que coquetee con esta variedad en una velada gastronómica, pero si además puede ser en Buenos Aires, será lindo disfrutar de un tango y soñar siguiendo las curvas de las caderas y dejando libre la imaginación al son del bandoneón. Después, un paseo por Puerto Madero puede ser el marco idóneo para encontrar un buen asado maridado con Malbec, ¡en su cuna! Sin duda será un buen anfitrión, brindándole equilibrio y pasión. Cómo termine la no- che, depende de vos.
Vinos tintos[]
Cabernet Sauvignon[]
Es un vino con mucho cuerpo y estructura, muy potente. Tiene aromas muy definidos que varían según su zona de procedencia. El Cabernet mendocino tiene aroma a cassis, el de Salta a pimientos y el de Río Negro a frutas negras como el arándano. Es el vino típico para acompañar asados y pastas rellenas con salsas intensas porque tiene buen peso
Malbec[]
Es la reina de las uvas argentinas por su gran desarrollo en nuestro país. Se originó al suroeste de Francia, en Cahors y llegó aquí en 1852, cuando Sarmiento insistió en levantar todas las quintas normales e introdujo los cepajes europeos. Hasta ese momento, sólo había cepajes de poco carácter enológico (uva criolla o chinche). Sarmiento había conocido a un ingeniero agrónomo francés que estaba exiliado en Chile llamado Michel Aimé Pouget y lo contrató para que pusiera en práctica sus conocimientos frutihortícolas y vitivinícolas para traer y reproducir los tipos de uva con los que se elabora el vino ya que, hasta ese momento, en nuestro territorio sólo existían las variedades comestibles.
El Malbec tiene un aroma muy natural a ciruela pasa. Es una uva versátil, se puede encontrar Malbec liviano, de cuerpo medio y de mucho peso. Generalmente lo que se busca en este cepaje es que sea suave y que su sabor persista. Es de color intenso y violáceo.
Véase también[]
- Historia de la apicultura en la República de Chile
- Historia de la apicultura en la República Argentina
- José Patricio Larraín Gandarillas
- William H. Beezley. (2005). La senda del Malbec: la cepa emblemática de Argentina. Revista Universum Nº 20 Vol.2: 288-297, 2005.
- Rodrigo González Fernández. El arte de coleccionar y degustar el vino, una industria del siglo XXI.
- Pablo Lacoste. La vid y el vino en América del Sur: el desplazamiento de los polos vitivinícolas (siglos XVI al XX). Revista Universum Nº19 Vol.2 : 62 - 93, 2004. Artículo en Scielo
Bibliografía[]
- Juan Dragui Lucero. (1936). Vida y obra de Mr. Michel Aimé Pouget, benefactor de Mendoza. Monografía.
- Revista Universum