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El abdomen de la abeja se compone de nueve segmentos. El primero se halla sobre el tórax y recibe el nombre de propódeo. Del resto sólo 6 son visibles en las obreras y en la reina; y 7 en el zángano, pues los otros sufrieron transformaciones al servir de apoyo e inserción del aguijón y, en el caso del zángano, de los órganos genitales.

Los segmentos abdominales del exoesqueleto poseen sólo dos placas cada uno, denominadas escleritos: los escleritos reciben denominaciones complejas las dorsales, llamadas terguitos y las ventrales, denominadas esternitos. Las placas dorsales se enciman unas a otras, manteniéndose unidas por medio de membranas intersegmentales, lo que les permite libertad de movimiento. En su parte interior, poseen repliegues en los bordes en los cuales se insertan los músculos.

Las placas dorsales se enciman sobre las ventrales como las primeras entre sí. Este sistema de placas superpuestas unidas por membranas flexibles, permite al insecto una gran variedad de movimientos. Por medio de los músculos abdominales el cuerpo de la abeja puede alargarse o acortarse, expandirse o contraerse, como también curvarse en cualquier dirección. Durante la respiración, las expansiones rítmicas llevan y sacan aire de los sacos aéreos y el comportamiento del abdomen es similar al de un fuelle.

Los músculos abdominales del zángano están muy desarrollados lo cual es importante desde el punto de vista fisiológico para que en el instante de la cópula pueda producir rápidamente la eversión del endófalo.

Glándulas especiales, situadas en la cabeza, producen jalea real una rica sustancia para la cría.

Las glándulas cereras del abdomen producen cera para la construcción del panal.

En la parte dorsal del abdomen se encuentra la glándula de Nasanoff, que es una glándula odorífera con la cual las abejas marcan fuentes de alimento o llaman a los individuos de ua misma colonia.

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