La diversidad genética en las abejas europeas (Apis mellifera) baja en dos linajes postglaciales.
- Un linaje incluye dos subespecies (Apis mellifera iberica y Apis mellifera mellifera) extendiéndose desde Gibraltar a Escandinavia y de Irlanda a Polonia.
- El otro incluye las subespecies de Europa central y del norte del mediterráneo (Apis mellifera carnica, Apis mellifera ligustica, y varias otras).
Tan diversas como la biología de la subespecie endémica son las tradiciones de la apicultura en Europa. Tienen raíces culturales profundas porque la apicultura data de las edades prehistóricas. A pesar de la crianza de abejas procura mejorar el funcionamiento de la colonia, las abejas esencialmente siguen siendo animales salvajes con potencial para sobrevivir en estado salvaje. La cría de abejas con reinas importadas pueden a menudo poner en peligro las poblaciones endémicas de la abeja. Las poblaciones salvajes y manejadas coexisten simpáteicamente, y las poblaciones manejadas exceden en número fácilmente a las poblaciones salvajes locales en gran medida. Porque las reinas encuentran y se acoplan con los zánganos en localizaciones distantes a más de 10 kilómetros, y las poblaciones manejadas genéticamente se están mezclando. Por consiguiente las poblaciones salvajes pueden estar extintas por flujo masivo del genes producto de la importación de subespecies.
Dos ejemplos ilustran un drástica introgression de abejas importadas que tendrían consecuencias desastrosas:
- Importaron reinas de abejas de África a Brasil en los años 50 y la expanción de enjambres de la abeja Africanizada en pocas décadas llegó a los estados meridionales de los Estados Unidos. Los medios llamaron denominaron a estas con el nombre de abejas del asesinas debido a su comportamiento de defensa agresivo.
- La abeja del Cabo (Apis mellifera capensis) del Cabo occidental en Sudáfrica fue transportada por los apicultores transhumantes en grandes números al norte, causando una calamidad en la apicultura de Apis mellifera scutellata. Los millares de colonias de Apis mellifera scutellata eran destruido debido a la invasión de las obreras parásitas de Apis mellifera capensis, que pueden matar a la reina, y establecer psuedoreinas y destruyendo eventualmente la colonia.
En Europa los efectos del transporte antropogénico de la abeja pueden aparecer actualmente menos espectaculares. El impacto de la abeja críada en la práctica es cláramente perceptible en la extructura de población de las subespecies endémicas. Por ejemplo las diferencias en estructura de la población en la península ibérica (poco o nada de crianza) e Italia (crianza y migración fuertes) son notables. No hay extruictura de población perceptible entre Italia del norte y del sur mientras que en España las variadas subpoblaciones discretas pueden ser encontradas.
La cría de la abeja debe considerar la necesidad de conservar a las poblaciones salvajes endémicas. En el pasado abeja los criadores fueron referidos que las poblaciones salvajes interfirieron con la acción criada. De una perspectiva de la biodiversidad es esencial proteger a poblaciones salvajes contra las colonias manejadas. Esto se puede alcanzar estableciendo reservas para la abeja y usando solamente las abejas endémicas para la apicultura. Algunas naciones europeas tienen ya regulaciones en el lugar para controlar transporte de la abeja. La isla de Læsø por ejemplo es una reserva para conservar las abejas danesas (Dinamarca). En el continente el tamaño de estas áreas debe exceder la distancia en el vuelo de acoplamiento de las reinas y los zánganos y el número de apicultores que participan necesitan ser suficientes sostener tamaños viables de la población. Ésta es no sólo una cuestión de apremios ecológicos pero también de la motivación del apicultor. El trabajo de la extensión debe por lo tanto incluir aspectos económicos. Los oficiales de la extensión deben explicar porqué las abejas locales son mejores que la acción importada a pesar de ventajas a corto plazo potenciales (ej. la miel regional de la comercialización de abejas regionales, reduce la extensión de enfermedades, del control de acoplamiento mejorado).
Conclusión[]
El problema de la introgesión de poblaciones manejadas en poblaciones salvajes no es único para la abeja. Los ejemplos similares se conocen en las industrias pesqueras y son corrientes y los lagos son vueltos a surtir por los pescados criados después de la pesca. Por lo tanto pocas líneas de crianza dominan sistemas acuáticos enteros a expensas de diversidad endémica de la especie y de la subespecie. La abeja puede ser un buen modelo para ilustrar tales procesos del introgresión; con todo los conceptos de la gerencia de la conservación requieren las soluciones individuales para cada especie afectada.