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Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712 - Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778) fue un filósofo franco-suizo; usualmente es definido como un ilustrado. Pero parte de sus teorías prefiguran el posterior Romanticismo; las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución Francesa, el desarrollo de las teorías Liberales, y el crecimiento del nacionalismo. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en su más célebre frase, contenida en el Contrato Social: "El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado"

Nació en Ginebra (Suiza), a los dieciséis años huyó de su localidad natal tras pasar una infancia accidentada, instalándose en saboya acogido por un sacerdote. Más tarde se estableció en Annecy, tutelado por madame de Warens, quien le proporcionó una educación esmerada y ayudó en su afición por la música. Tras una enfermedad grave, debió residir en Montpellier por un periodo de seis semanas para reponerse. A su regreso, fue preceptor en Lyon y contactó con Fontenelle, Diderot, Rameau y Marivaux. Pasó más tarde a ser secretario de madame Dupin y, tras conocer a D´Alembert, pasó a colaborar para la "Enciclopedia" redactando los artículos referentes al terreno musical. En 1750 fue premiado por la Academia de Dijon gracias a su "Discours sur les Sciences et les Arts". Tres años más tarde participó en la polémica entre la música francesa y la italiana, declarándose partidario de la segunda en "Lettre sur la musique". En "Discours sur l´origine de l´inegalité parmi les hommes", de 1754, expuso un avance de su pensamiento, defendiendo la libertad del hombre frente a las instituciones sociales. Posteriormente, desarrolló su filosofía en "Julie ou la Nouvelle Héloïse" (1761), "El Contrato social" (1762) y "Emilio" (1762). Precursor del pensamiento democrático, su punto de partida es una crítica contra la ingenuidad del pensamiento ilustrado, especialmente en la labor que la Ilustración otorga a la cultura y el conocimiento como proveedor de bondad. Defiende que la cultura es una capa de convenciones y arbitrariedades que se superpone al hombre originario, esto es, natural, y que por tanto falsea y pervierte las condiciones superiores que el ser humano posee de manera intrínseca. La artificiosidad de las reglas forman la sociedad y el lenguaje de los diferentes pueblos, que niegan a los individuos la posibilidad de una realización plena como tales y pervierten su ser natural. Su consideración del ser humano como individuo cultural pone los cimientos de la etnología moderna, como señala Lèvi-Strauss. Su crítica a la sociedad contenida en "El Contrato social" provocó que la obra fuera prohibida desde su origen. Personaje muy criticado, fue perseguido y hubo de sufrir permanentes cambios de residencia, viviendo en Gran Bretaña junto a Hume. En 1767 volvió a Francia y casó con Thérèse Levasseur, con quien tuvo cinco hijos, los cuales entregó a la inclusa. Escribió también Confession, una autobiografía que preconiza el movimiento romántico, y Rêveries d´un promeneur solitaire (Ensoñaciones del paseante solitario), publicado en 1872. Su hondura de análisis y capacidad de penetración le hacen uno de los pensadores más influyentes de algunas de las ideologías que más han influido en el siglo XX.

Vida[]

El nacimiento de Rousseau le cuesta la vida a su madre. A los diez años, Isaac Rousseau, su padre, debe abandonar Ginebra por una disputa. Dejará a su hijo al cuidado de un pastor protestante, Lambercier, en Bossey. En 1728 Rousseau es recogido en el seno de la señora de Warrens en Annency, donde es iniciado al catolicismo siendo bautizado.

En los años siguientes, Rousseau tendrá una vida nómada en la que ejercerá diferentes oficios relacionados con las letras y la música. Recorrerá muchos kilómetros a pie por la zona de los Alpes a través de los cuales forjará su carácter de 'paseante solitario'.

Su vida se estabiliza un poco en 1745 cuando llega por segunda vez a Paris. Se casa con Thèrèse Levasseur y entra en contacto con otros ilustrados como D'Alambert, Voltaire, Rameau, Diderot... Es a partir de este periodo cuando se inicia la producción escrita de Rousseau que lo ha hecho ocupar un importante lugar en la tradición ilustrada europea.

El legado de Rousseau[]

Legado filosófico: El antiilustrado[]

En 1762, la publicación de "El Contrato Social" fue causa de su expulsión de Francia, refugiándose en Neuchatel. Los planteos que hacía Jean-Jacques Rousseau en esta obra fueron la semilla de la Revolución Francesa. Hablaba de la soberanía de la voluntad del pueblo, de los soberanos como mandatarios del pueblo, y de la República como forma perfecta de gobierno. Para Rousseau la ley o derecho de naturaleza no es una imposición, no es una cuestión dada. Señala que todo lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley es que, no sólo para que sea ley es preciso que la voluntad de aquel a quien obliga pueda someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también, para que sea natural, que hable de modo inmediato.

Hace bien a un pueblo obedecer cuando se ve forzado, pero es mejor cuando se ve forzado a sacudir el yugo. Por esta razón este gran pensador intentó demostrar que el pueblo puede también hacer parte de las decisiones

Legado político: La fraternidad[]

Después de tantos escritores políticos, de los que Hobbes y Locke sólo eran los más relevantes, que habían propuesto una explicación contractual del paso del estado natural al social ¿era posible hacer una obra original sobre un tema tan debatido?

Rousseau, según Madame Stael, no inventó nada, sino que inflamó todo; es un error. El Rousseau de El Contrato es verdaderamente inventor. Es cierto que se inspira en sus predecesores, en Maquiavelo (sobre todo en el de los discorsi), en Montesquieu. Es verdad que ha sufrido profundamente la influencia de su atavismo ginebrino y calvinista: jamás pierde de vista cierto ideal constitucional, tomado de la historia de Ginebra, y del cual con gran pesar por su parte, la parecía que se separaba cada vez más de la ciudad de Calvino. Pero todos estos elementos se encuentran tramados en el cerebro poderoso y complicado del autor, en el corazón orgulloso de plebeyo, constantemente herido al contacto de la sociedad aristocrática, inigualitaria. El resultado de ello es esa gran obra difícil de leer, del contrato social, tan diferente del espíritu de las leyes.

¿Donde está, pues, en esta obra célebre la invención? Hela aquí: esa libertad y esa igualdad, cuya existencia en el estado de naturaleza es tradicionalmente postulada, Rousseau pretende volver a encontrarlas en el estado de sociedad, pero trasformadas, habiendo sufrido una especie de modificación química, "desnaturalizadas".

Hay creación de una nueva naturaleza en el hombre, lo que permite a éste superar la contradicción, inherente al estado social, entre sus inclinaciones individuales y sus deberes colectivos. Esta es la primera y capital invención de Rousseau. Tiene como pivote la concepción misma del soberano, de la soberanía y de la ley que el autor hace derivar del contrato social.

Rousseau se ve conducido, por esta vía, a una distinción radical, y que desde el ángulo que él lo presenta, es sólo suya, entre el soberano y el gobierno.

La obligación social no puede estar fundada legítimamente en la fuerza. No hay derecho del más fuerte. El único fundamento legítimo de la obligación se encuentra en la convención establecida entre todos los miembros del cuerpo que se trata de constituir en sociedad, y cada uno de los cuales contrata "por decirlo así consigo mismo", no ligándose, en suma, más que a su propia voluntad. Todo deriva del libre compromiso del que se obliga. El pacto social no puede ser legítimo mas que cuando nace del consentimiento obligadamente unánime y en favor de la comunidad, cada uno se compromete hacia todos, dándose a todos, no se da a nadie. cada uno adquiere sobre cualquier otro exactamente el mismo derecho que le cede sobre sí mismo.

Cada contratante está ligado, sin estar, sin embargo, "sujeto" a nadie, porque cada uno, uniéndose a todos, no obedece, sin embargo, más que así mismo y queda tan libre como antes.

La libertad está a salvo. Pero la obediencia, sin la cual no hay cuerpo político también lo está. El pueblo en la democracia, es, en ciertos aspectos, el monarca; en otros es el súbdito. No puede ser monarca más que por su sufragio, que son sus voluntades. Cada miembro del cuerpo político es a la vez ciudadano y súbdito, ciudadano miembro del soberano, en tanto que participa en la actividad del cuerpo político. Súbdito en tanto que obedece a las leyes votadas por éste cuerpo político, por éste soberano del cual es miembro.

Legado literario[]

Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la iglesia católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas y de su yo dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo.

Entre sus obras más importantes se encuentran El Emilio y El Contrato Social.

Véase también[]

Enlaces externos[]

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