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Corte transversal de la celda
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Larvas de abejas melíferas, Apis mellifera

En los animales con desarrollo metamorfosis indirecta o sencilla se llama larvas a las fases juveniles. El adjetivo que se hace derivar de larva es larvario.

Las larvas difieren siempre significativamente de los adultos, y pueden además hacerlo radicalmente en aspectos como tamaño, forma externa, e incluso anatomía interna y fisiología (desarrollo de sus funciones). Las diferencias guardan relación con las diferencias ecológicas, tanto en cuanto a hábitat como en cuanto a los recursos empleados. Es habitual que las larvas ocupen un nicho ecológico y residan en un hábitat diferente a los de los adultos. La metamorfosis simple ocurre en muchas clases de animales como por ejemplo anfibios, insectos, moluscos, etc.

Larva de abeja[]

Las láminas laterales llegan a ser la epidermis de las paredes del cuerpo del insecto, que segregan la cutícula externa. De la lámina ventral se forma el mesodermo, del que derivan los músculos, el tejido grasos, el corazón y los órganos reproductores internos.

El estómago o ventrículo es formado por cordones de células endodermales, desarrollados a partir de las dos puntas de la larva que se juntan y encierran la yema, que será el alimento para el embrión en crecimiento.

En la boca se produce un crecimiento tubular del ectodermo hacia adentro y de esta manera se forma el estomodeo, que se abre dentro de la punta anterior del estómago.

En modo parecido, un crecimiento hacia adentro desde el ano forma el proctodeo, que se une con la punta posterior del estómago. El tubo digestivo del insecto se halla compuesto siempre por estas tres partes.

Sistema nervioso[]

El sistema nervioso es de origen ectodérmico. Se forma de células soltadas internamente de la línea ventral-media del embrión. Las células nerviosas se juntan primero en masas segmentales en pares o ganglios, conectados en forma cruzada por comisuras de fibra y a lo largo por conectivos. Los ganglios primarios, sin embargo, se unen para formar un ganglio compuesto en cada segmento, del que crecen los nervios hacia afuera, es decir hacia los músculos, glándulas y otros órganos. Los glanglios de la cabeza forman el cerebro primitivo. Los nervios de los órganos de los sentidos se originan en células de la epidermis y crecen hacia adentro de los ganglios.

Sistema respiratorio[]

El sistema respiratorio traqueal es igualmente ectodérmico, originándose en crecimientos tubulares hacia adentro, a los costados del cuerpo. Las aberturas externas son los espiráculos. En el aspecto externo el embrión joven comienza a diferenciarse en dos segmentos bien típicos, o sea la cabeza y el cuerpo.

En la cabeza se forman como pequeños lóbulos, los rudimentos del labro, las antenas. Alas y patas, sin embargo, no aparecen en el embrión o larva porque sus rudimentos se encuentran hundidos en invaginaciones llanas de la epidermis debajo de la cutícula.

El complemento total de 10 espiráculos se encuentra a cada lado del embrión. Cuando el embrión se halla completamente desarrollado, una larva joven eclosiona del huevo. Durante el transcurso de su vida la larva pasa por cinco etapas de crecimiento, mudando su cutícula después de cada etapa.

Descripción[]

La larva de la abeja es una criatura muy simple, sin patas o alas externas, como corresponde a su vida de inactividad en la celda del panal. Su tarea es limitada, excepto comer el alimento que le dan las abejas nodrizas. La larva tiene una cabeza pequeña y un cuerpo de 13 segmentos, pasando sin diferenciar de tórax a abdomen. En el frente de la cabeza hay dos pequeños discos que marcan los lugares de las antenas hundidas. Los órganos de alimentación incluyen un par de pequeñas mandíbulas y un par de maxilares simples. Entre los maxilares se encuentra un lóbulo mediano, sobre el que se abre el conducto de las glándulas de seda entre labios levantados, formando un órgano hilandero.

El lóbulo del órgano hilandero es formado por la unión de la hipofaringe con el final del labio, estando este último plenamente expuesto en el lado de abajo de la cabeza. Las glándulas de seda de la larva de la abeja melífera son las glándulas salivares de la mayoría de los otros insectos, que se abren en su conducto terminal entre las bases de la hipofaringe y el labio desunidos. Ya que la función principal de la larva de abeja es comer, tiene un estómago enorme, o ventrículo, un saco cilíndrico tan largo como el cuerpo. Un corto tubo de ingestión, el estomodeo que va desde la boca al estómago y un intestino contorneado, o proctodeo, conecta la parte posterior del estómago con el ano terminal.

Saliendo de la punta interior del proctodeo hay cuatro tubos de Malpighi, dos de cada lado, que son los órganos excretores del insecto. En una larva joven los tubos son finos, pero en la larva madura se dilatan mucho por la acumulación de las secreciones que se encuentran dentro de ellas.

Con el fin de conservar la limpieza en la celda larval, tanto los tubos de Malpighi como el estómago se encuentran cerrados y no conectados con el intestino, hasta que la larva está madura; en ese momento la celda es operculada. Luego se abren los tubos y el estómago se conecta con el intestino y su contenido es despedido por el ano al fondo de la celda.

Véase también[]

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