El bulbo está formado por el engrosamiento de la base de las hojas. En su parte inferior se localiza el "disco basal" por donde emite las raíces y la superior o ápice, desarrolla el tallo vegetativo y floral. Los bulbos, al igual que los rizomas, cormos y tubérculos, son órganos de almacenamiento de nutrientes. Esta capacidad permite sobrevivir a este tipo de plantas, en condiciones adversas de sequía durante la época estival y perdiendo sus partes aéreas durante la época invernal, por lo que se las considera perennes.
Los bulbos se clasifican en dos tipos, tunicados, en los que sus bases están rodeadas por capas superpuestas, como la cebolla y escamosos, en los que dichas bases están imbricadas (como las tejas de un tejado) y son más carnosas. Ambas clases producen bulbillos que sirven para reproducir las plantas, una vez que han alcanzado el tamaño suficiente.
Algunas de las plantas que forman bulbos incluyen:
- Cebolla
- Ajo
- Otras especies del género Allium
- Amaryllis
- Camasia
- Clivia
- Crinum
- Chionodoxa
- Erythronium
- Eucharis
- Fritillaria
- Galanthus
- Galtonia
- Haemanthus
- Hippeastrum
- Hyacinthus
- Hymenocallis
- Algunas especies de Iris
- Leucojum
- Lilium
- Lycoris
- Muscari
- Narcissus
- Nerine
- Oxalis
- Polyanthes
- Scilla
- Tigridia
- Tulipa
- Vallota
- Veltheimia
- Zephyrantes
Algunas orquídeas epifitas forman órganos similares a los bulbos, no subterráneos, llamados pseudobulbos.
Véase también: